“Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la Pasión y muerte de Cristo; y contribuir, así, al bien del pueblo de Dios” (LG 11)
Siempre que se solicite.
Consultar con el párroco.